Cuando se despertó estaba afuera, al aire libre, acostado a la mitad de una fresca y boreal represa sobre una balsa hecho de pequeños troncos e hilos de cáñamo.
La orilla a varios metros de distancia, en realidad se perdía con la pesada neblina que parecía ser respirada por la tensión superficial del lago.
Con más sosiego que curiosidad se incorporó un poco sobre la balsita tambaleante. El frío que se transformaba de sereno en escarcha en los cabellos del mago y en la punta de su enrojecida nariz así como la ausencia de remos, hacían el momento realmente cálido. Sin más, sacó su pipa para disfrutar la travesía de su embarcación.
En sus límites luminosos parecía que la noche tuviera ganas de bufar,
La humareda se despedía de la boca y las narinas del mago ascendiendo en forma de flores de nieve.
se distraía tanto que no percibía cuando ésta se trasformaba en los vápores de la bruma.
Este vaivén hiponótico entre sus creaciones recién exhaladas y los vientos provocados
por el capricho de la foresta, lo motivaban a inhalar profundo, provocando una iluminación pasiva de su cara a la luz del carbón de su fuego.
De pronto las luciérnagas anunciaban una forma sencilla de acercarse a la orilla. me quité los botines y los calcetines. Subí la túnica a la balsa y quedé semi desnudo Al bajar los pies el lodo me anunciaba que no iba a ser una empresa fácil.
Después del resbaladizo fango llegué a la orilla y atasqué la balsa de manera imprudente. Apenas levanté los botines y la túnica, me desentendía de la balsa empujándola de nuevo al lago, con un pie.
Sentado mientras me ponía de nuevo la túnica y lo calzable, la niebla se había vuelto tan espesa que sentía que podía tocarme, que me acariciaba, como si yo fuera una plasta de barro que permite ser modificada.
Cerré mis ojos, pues cada vez sentía que su humectante vaho era tambien una caricia que comunicaba una sensación de refugio.
Se condensó, más y más... cuando todo fué un vacío blanco, lleno de hidrogeno y oxígeno.
Ella apareció...sus alas se empezaban a cristalizarse a partir las volutas de humo y la neblina.
me besó...
su boca se convirtió en el blanco del más poderoso de los ataques del hada púrpura...
esa noche se quedó dormido entre sus alas, mientras ella lo acariciaba.
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Tus alas
me cubrieron completo
con su roce desaparecieron mis miedos
desaparecí yo tambien
me convertí en hielo...
Tus lágrimas
me hacían sentir maduro
me daban fluidez y sabiduría
Tus manos
no soltaron ni un segundo mi mandíbula
