viernes, 2 de julio de 2010

Primera Prioridad: Uno mismo.

Un médico enfermo no les es útil a nadie, un médico cansado, deprimido, aturdido y pesimista difícilmente puede dispensar fortaleza y alegría a sus pacientes. Uno se preocupa por los demás en la medida en que se preocupa por sí mísmo; uno no puede conocer a los demás que en la medida en que se conoce a sí mísmo.

Los mejores médico saben reservar el tiempo necesario para aficiones, pasatiempos, descanso, relaciones sociales, sueño y soledad, de modo que cuando reciban a sus pacientes puedan hacerlo con gusto.