sábado, 9 de enero de 2010

GDL

En estos días las cosas han sido distintas, como que enero ya empieza a tomar otros colores,

a pesar del frío. El día de ayer fue cumpleaños de Sissy, mi hermana. La felicité cuando se iba a una junta. Después ya no me quedé a su comida, porque fué la ceremonia de titulación de Elisa, saliendo de la clínica me vine a Guadalajara. En el ITESO



Estuvo muy emotivo, al menos para mí, porque en mi Universidad La UAG no se hace de esta manera,simplemente después de aprobar el examen profesional, metes los papeles del servicio social y a vuelta de correo ( gestión que dura un promedio de 8 meses) es entregado, sin ceremonia, sin brindis, sin aplausos.



Después fuimos a cenar a un italiano, olvidé el nombre porque originalmente iríamos a otro lugar
estuvo rico, pedí un linguini de mariscos, spicy, pero me es difícil comer ese tipo de pasta, en público además de que accidentamente alguien empezó a utilizar mi servilleta.



Más tarde nos fuimos a una reunión a casa de Carlos Valdivia.


muy buen cotorreo.
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Apareció en el comedor, con el carrito de la olla, mientras servía la vainilla, Harry, Elías y algunas cocineras servían los panqueques de manera muy veloz, en porciones de 3, con mantequilla en pequeños cuadritos, porciones crocantes de tocino , miel de maple, miel de abeja, mantequilla de maní y avellana.

Ese día había, los comedores se encontraban silenciosos, aunque no totalmente; se escuchaban voces, risas, sonidos de cubiertos y porcelana, pero el bullicio acostumbrado, era una ausencia notable.

Lucas servía los vasos uno a uno, observando como empezaban a servirse los panecillos,
la forma única de untar suavemente la mantequilla y derretirse poco a poco en los vapores de una levadura perfecta, como servían los licores de maple y miel sobre los panecillos.

Era una escena exquisita, además buscaba ansioso entre la multitud del comedor, todo parecía demasiado tranquilo. Las alumnas comenzaron a comer y una especie de trance colectivo sucedió
en ese momento. Lucas pudo percibirlo, raspó las botas en el suelo y se dió cuenta de que estaba en tierra. Sintió de repente ese vértigo, que sentía cuando levitaba, algunas de las estudiantes que ya habían probado sus panecillos estaban empezando a flotar por encima de sus sillas.

Y así iban una a una empezando a levantarse, conforme comenzaban a comer los panecilos
empezaban a flotar, eran alrededor de veinticinco chicas, las que comieron las piezas preparadas por Lucas. De pronto sintió que una mano le abrazaba la muñeca de manera muy natural y cálida
el despegar del piso le hizó saber que era la mágica mano de Sara.

Y comenzó a flotar tambien.

1 comentario:

Ó S C A R R R R R R R R dijo...

"... pero el bullicio acostumbrado, era una ausencia notable." eso me gustó mucho. Y la levitada también.

Bueno saber de tí, prometo leer lo mandado y lo nuevo.

Un abrazo fuerte.