sábado, 16 de enero de 2010

Sunny Day

Este día grandioso, casi como canción de Serrat, ya no me duele la espalda me siento bien, salío el sol resplandeciente incandascente. Esta mañana recuperé la energía. Aún en reposo y rehabilitación.


Ayer cené 2 claras de huevo. un tazon de arroz inflado (Rice Krispies, el de los duendes) y me acosté temprano como a las 10, me levanté a las 5:15, wow, record, dormí muchísimo, pero despues lo volví a lograr hasta las 8:30, al vez clave para la recuperación dorsal.


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Esa noche Lucas estaba guardando sus cosas para las vacaciones de invierno, prácticamente se llevaba todas sus cosas de la habitación, creía firmenmente en la renovación de las cosas y como se cargaban de energía suya sus objetos. Aún de forma vaga tomaba palomitas de maíz que estaban en un tazón, era si combustible para actividades como empacar o hacer cuentas numéricas.

De repente levanto un pequeño reloj de arena, lo inclinó y comenzo a caer la arena grano a grano, en una espuma lenta, que le estremecía en el pecho, como agua hirviendo, los pequeños granitos de arena estaban regresando al polo superior del reloj, Lucas sintió un vértigo distinto, porque seguía tocando el piso.

Dejó el reloj sobre el colchón de la cama despacio, como tratando de verlo volar, pero el objeto se quedó inmovil,

Toc, toc, toc.

Al abrir la puerta estaba Sara, con una sonrisa plena, pero tenía lágrimas en el rostro,
De un pequeño brinco se metió en la habitación trepando sobre los hombros de Lucas.

-Qué pasa? (preguntó Lucas como reflejo de las visibles gotas sobre las mejillas)

-Mañana me voy a México.

- Ya sabía , yo también estoy empacando, me voy a la cabaña.

-Mexico, San Juan Del Rió; Antes era una ruta casi obligada sabes...

En ese abrazo nadie levitaba, ni siquiera los segundos que corrían veloces, dentro de una habitación con olor a tiempo. Donde jugaron durante horas a verse las caras, a rasparse las narices, se quedaron dormidos.

En la mañana comenzaron a llegar las familias al evento de fin de año,
el auditorio estaba lleno de padres hermanos y muchos pretendientes con flores y globos en las manos.
Lucas observada dese un balcón que estaba en la oficina del capataz con Harry y ELías, esperando su cheque de fin de año. Observando a las familias de las chicas, los abrigos, los vestidos de las señores y los autos.

El horizonte era muy pintoresco, de repenté una persona entre la multitud llamó su atención
era el unico hombre que caminaba solo entre las cortinas de cipreses y fresnos amarillos,
Era la versión tosca de la intensidad de Sara, era su padre. Lucas simplemente lo sabía, una extraña sensación gástrica le recordó que aún no probaba bocado.

Curiosamente, sus pies estaban a 2 centímetros del piso.

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