martes, 5 de enero de 2010

Good Morning

Estos últimos días, de trabajo temporal de horas de imágenes intensas.

Finalmente terminé la rotación como suplente en la jornada acumulada del Centro de Salud Jesus María. Ya me empezaba a adaptar, lo curioso es que todos los de esas fechas eramos eventuales.

El domingo por la noche vimos Love Happens de Brandon Camp, con Jennifer y Aaron Eckhart , es una comedia romántica que muestra la vida de un motivador y escritor viudo. Y cómo se reincorpora a la vida, a través de una nueva relación sentimental. Es interesante porque a pesar de que es una película de fórmula, llega a mis ojos en un momento de profunda reflexión acerca de la muerte.

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Esa mañana Lucas estaba jubiloso, desde el momento de las duchas a oscuras horas de la madrugada, cantaba, silbaba, sonreía, incluso su piel brillaba como la cáscara luminosa de una manzana roja.

Llegó a los comedores y saludó a todos en la cocina, incluso todos parecían disfrutar de esa alegría armoniosa, Era un dia fantástico. Se pusó las botas, el delantal y comenzó a preparar los panqueques, era un día especial. Era el día que comenzaban las vacaciones de invierno.

Después de trabajar en la cocina salío a los pasillos a barrer y trapear los comedores.
Harry y Elías, comentaban sobre las vacaciones y el período de descanso.

- Que vas a hacer estas vacaciones Lucas?
(preguntó Harry)

- no lo sé , Tal vez trabajaré en el aserradero . (respondió)

Lucas tenía una cabaña en San Juan del Río, única herencia y patrimonio heredado de su familia.
Sólo que estaba en medianas condiciones, ya que estaba deshabitada. Normalmente se quedaba ahí todo el invierno. Incómodo en ese momento recordó que por las vacaciones de invierno, Sara regresaría a la ciudad de México a casa con su padre.

Su expresión cambió. Un extraño semblante se apoderó de él, como esa erosiva agrura que perforaba su garganta hasta el ombligo, se retorcía en él y permanecía como un dolor cólico que identificaba como hambre. Se quedó cayado pensativo y fué a la cocina por los cubiertos y los manteles, como buen pretexto para no seguir la conversación.

Así estuvo durante un rato, incluso se sento en la ventana de la escalera, remojando el pan de centeno en la canela. Mirando al sol que unos momentos le había calentado radiante. Reflejarse opaco en sus ojos brillantísimos.

Pero ese desánimo duró poco, al probar el primer bocado de sus panqueques, se dió cuenta que por primera vez en mucho tiempo, estaba desayunando su propio pan, harina que el había preparado y batido, cuando estaba muy contento. Los comió con velocidad, las tiritas de tocino le daban energía. Se animó mucho y justo cuando terminó fue por la olla de vainilla. Sus pies permanecían pegados al piso.

3 comentarios:

Angélica dijo...

Ya me perdí algunos capítulos de Lucas y Sara, regresare a los posts anteriores. Se me antojo ver esa peli

vw dijo...

repitiendo fotos??

Anónimo dijo...

no es repetición

esta es una estampa permanente