sábado, 27 de febrero de 2010

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Esta fué una gran semana, sí señor...
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Lucas llevaba varios días en silencio, se levantaba, cortaba un poco de leña, encendía la chimenea y se hacía un desayuno ligero, frutas, nueces, en ocasiones huevo. Esa mañana despertó con un ánimo distinto. preparó dos blanquillos cocidos y se sirvió una tasa de canela caliente con un breve chorro de leche. Sacó un libro viejo, muy grande, de hojas amarillas y pesadas capas de polvo y ollín, le dió una gran resoplido cerca de la ventana y un par de dedos en la tapa.
PANADERÍA DEL ABUELO
Era un libro de recetas de pan español, herencia de su abuelo, era mítico, mágico, de leyenda.
Su abuelo decía que esas recetas sólo podían ser preparadas en dos lugares del mundo, ambos del mismo nombre San Juan del Río Querétaro y San Xóan del Rïo , en la provincia de Orense en Galicia.
Estas fórmulas de harina, tenían la capacidad de inducir una felicidad constante, en aquellos que la comían, producía un placentero encanto que duraba toda la mañana, lo que resultaba suficiente para una jornada de trabajo.
Lucas siempre recordaba de su abuelo dos cosas: la primera era que todo el tiempo sonreía y la segunda, es que su casa siempre tenía un horno con pan en evolución.
Tomó el libro y lo abrió en una página, que tenía un cartoncillo lila que sobresalía.
El hecho de haber tenido transpiración morada le inspiró.
Pan de Nana y con la letra asimétrica de su abuelo lo siguiente
Pan dulce integral, con una rica masa que consta de harina, salvado de trigo, avena,canela, nuez moscada, huevos, aceite, leche. ázucar, nueces, pasas y para darle aún más distinción manzana rallada.
Lo anterior se convirtió en una mañana de profundos aromas tibios con olor a dulce corteza de pan. Sólo ese rico olor, pero nadie volaba.
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