jueves, 17 de marzo de 2011

FIESTA PAGANA-MAGO DE OZ




Después de su desaparición, el mago estaba atónito, no sabía si realmente había sucedido, imaginación o producto del semejante golpe que sentía en la parte lateral de la cabeza...

El sabor a manzana y la boca fresca con olor a eucalipto, le hacían pensar que no era del todo una ilusión.

La sensación de vacío en el estómago había desaparecido, se sentía vigoroso e incluso hábil. Trato de buscar de nuevo sus pantalones, sus sandalias.

Semidesnudo y descalzo, camino de nuevo hacia el arroyo, con una vaga esperanza. sus sandalias flotaban a lo lejos, una muy separada de la otra, directo hacia la pequeña caída de agua. Que terminaba en un estanque
lleno de rojos lirios, veloces renacuajos y libélulas doradas.

Se acercó al espejo de agua, recargando la mitad del tórax en una roca que era bañada por las faldas de los lirios, estiró su mano izquierda y pudo pescar una de las sandalias, la otra estaba sobre una planta acuática.
Vigilada perezosamente por los ojos de un gigantesco bufo marino ( sapo alucínogeno).

El mago lo reconoció de inmediato, perdió interés en la sandalia, se abalanzó sobre el sapo y empezó a lamer el lomo del anfibio...

Segundos más tarde, ahí estaba ella de nuevo....
Con un vestido interminable de pétalos de flores blancas, acompañada de más de doscientas aves distintas
acompañada de conejos y liebres, de una nube de rocío plateado que brillaba como la aurora boreal....

se acercó a él y le dijo:

- Esa no es forma de buscarme...

Y volvió a desaparecer...

Inmediatemente trató de dar un nuevo lengúetazo al sapo, pero esta vez nada sucedió...

Despertó en la silla de su laboratorio debajo del sauce, bañado en sudor.
trató de ir rápido a buscar su libro de magia, éste había desaparecido. En su lugar había unos zapatos de baile, una partitura y una invitación a la fiesta de inicio de primavera en el corazón del Bosque Nublado.

La invitación sugería portar túnica verde, haber aprendido la canción, llevar un instrumento para ejecutarla
y calzar los zapatos de baile.

Detestaba utilizar zapatos, tenía años sin tocar, y no tenía túnica verde.

Pero le gustaba el baile y la música.

Los zapatos no le quedaron, eran demasiado pequéños para sus gigantescos pies, pero su flauta funcionaba a la perfección y su ejecución no era tan desagradable a los oídos de las ardillas del arbol llorón...

1 comentario:

Angélica dijo...

See, el mood de hoy está como para Mago de Oz.