Inquieta y traviesa mirada Colorada

Esa noche, Lucas estaba más ansioso que de costumbre, encendió una hornilla eléctrica que tenía en su habitación para calentarse un poco de agua para café.

Bebía su taza mentras leía un libro sobre elaboración de panes, bollería y pastelería tradicional española, quería tener su propia panadería, frente a una iglesia o en el centro de algún pueblecito
de Querétaro. Éra el único momento del día en que se montaba los anteojos. Sorbo a sorbo leía ávido mientras en su frente aún permanecían esas arrugas de incertidumbre, esperar a que el reloj gire, hasta el desayuno, hasta servir la vainilla humeante.

El pendular tic- tac, se convirtió en una tortura acústica, segundos más tarde una tormenta calmaba la ansiedad con estrepitosos relámpagos y luces ultrasónicas que adormecían la impaciencia.
Lucas abrió una de sus cortinas a fin de tratar de observar las caprichosas formas de las centellas de luz, curiosamente en el corte eléctrico, apareció una fotografía digna de ser observada.
De entre cerca de 35 ventanas que tenía el edificio siguiente 5 permanecían encendidas

Una de ellas , tenía la silueta de una chica en la sombra de una de las cortinas.

No sabía si era la imagen pareidólica de Sara, pero permaneció observándola durante horas
hasta que finalmente se desvaneció en la oscuridad de la noche y la tormenta.

Permaneció despierto mirando la tempestad a través de la herrería y los vidrios.

Pensando en tu figura
dejé mis ojos en el vacío de la noche
fina, luminosa, pura
tu voluntad y misterio

Zumbaba en mís oídos una idea
acaso era ésa tu ventana
para escalarle...

Funcionando como la más suave de las sábanas
la imagen me cobijaba entero,
llovía como en verano
sudaba como al mediodía

Donde estás mujer avellana
apartas mi apetito y prolongas mi vigilia
como si fuera un gendarme, un policía
permanezco quieto .

Esperaré a mañana
un momento oportuno para rozar tus dedos.

Toc toc toc, Un golpeteo a la puerta le despertó, se había quedado dormido.
Por primera vez en mucho tiempo, Lucas despertó con luz de sol a los párpado, Se había quedado dormido, era algo imperdonable para su cuidadoso carácter.

Elías había golpeado a su puerta, estaba tan sorprendido, que corrio directamente a la cocina a comenzar a darle brillo a los mármoles antes de que fuera penalizado por el capataz y estuviera en riesgo su puesto en la cocina.

Harry y Elías lo tomaron a burla durante la mañana, mientras acoomodaban los cubiertos y la loza en los comedores hicieron bailes galantes y graciosos alrededor de Lucas, quien permanecía mintiendo acerca de la chica de su pueblo; parecía lo suficientemente creíble. Al menos para sus compañeros.

Curiosamente la escalera dónde se sentaba a desayunar estaba llena de cajas y de utensilios listos para ser descargados en la bodega de la cocina; se sentó en el primer escalón, tomó el pan de centeno lo dividió en 2 partes guardando la más grande en una servilleta y embarrando la otra con un poco de melaza de chabacano. Le encajó los dientes y le dió un sorbo grande a su taza de canela hirviendo. Tenía un inquieta y traviesa mirada colorada.
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Siendo de dos una tristeza, ya no es tristeza, es alegría
VILLAESPESA, Francisco